Oviedo, 16 sep
2012 (EFE).- Un equipo de investigadores de la UNED retomará mañana lunes los trabajos arqueológicos en la cueva de Coimbre, en Peñamellera Alta, que será su quinta campaña de excavación en este yacimiento desde 2008.
Durante dos semanas, los arqueólogos continuarán estudiando las ocupaciones humanas de finales del Magdaleniense -unos 15.000 años antes del presente- en dicha cueva, conocida por sus importantes manifestaciones de arte parietal, señala la UNED en un comunicado.
"Se trata de un yacimiento que cuenta con una gran densidad de ocupación humana y que es muy rica en materiales en los niveles en los que se está excavando", abunda el texto.
El Magdaleniense corresponde al momento álgido del arte paleolítico, al que pertenecen cuevas como las de Tito Bustillo o Altamira, y en Coimbre también hay manifestaciones artísticas de ese período, que los investigadores de la UNED han comenzado a estudiar por primera vez de manera sistemática.
Hasta ahora se ha documentado una importante ocupación de Magdaleniense superior, y se aportarán datos que permiten conocer mejor el desarrollo del final de dicho período en la región cantábrica.
elcomercio.es/
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La cueva del Cares, primer yacimiento del Cantábrico que muestra evidencias del consumo de conejos
Oviedo, M. S. M.
Entre los Picos de Europa y y la sierra del Cuera, la cueva de Coímbre
(Peñamellera Alta) se asoma al valle del Cares como un enclave excelente
para la caza y la pesca. Hace más de 20.000 años fue estación de paso
para los grupos humanos que frecuentaban la zona, y más tarde, ya en
plena etapa Magdaleniense, cobijo temporal, y a veces duradero, de
aquellos Sapiens que inundaron la zona de pinturas y grabados.
En
Coímbre, también conocida como cueva de las Brujas, dejaron una
excelente colección de grabados cuya cabeza visible es un gran bisonte
que preside la zona de paso, pero también destaca una serie de catorce
figuras de animales y ocho signos, realizados con trazo fino en un
camarín ocultó en el interior de la caverna.
Si el arte parietal
de la cueva se conoce desde hace varias décadas, no sucede lo mismo con
el yacimiento arqueológico, empresa puesta en marcha hace cinco años y
en el que se viene trabajando varias semanas cada verano. A pesar del
poco tiempo y el reducido espacio excavado, David Álvarez y José
Yravedra, responsables de la excavación, desvelaron ayer datos que
convierten el yacimiento en un lugar importante para reconstruir el
comportamiento humano y los hábitos etológicos de aquellos asturianos
del Paleolítico.
Una de las curiosidades que se han podido
corroborar como resultado de la excavación es el consumo de conejos. Es
el primer emplazamiento paleolítico del Cantábrico en el que entre los
restos de fauna de diferentes especies aparece un importante número de
huesos de conejo, lo que no es frecuente. Se aprecia asimismo un alto
consumo de carne de cabra durante el Magdaleniense, lo que cambia
totalmente en el periodo anterior (Gravetiense cuando el uro (variedad
de toro salvaje) está mucho más representado.
La excavación en la
que trabajan tiene una superficie de 4 metros cuadrados de los que han
salido 78.000 restos de fauna, además de numerosas piezas elaboradas de
industria lítica y ósea. La abundancia está indicando que Coímbre fue un
reducto muy habitado, con una ocupación importante al final de la
secuencia Magdaleniense, de la que proceden interesantes piezas líticas
-rodetes, azagayas, espátulas- así como multitud de objetos de adorno.
David Álvarez habló de 500 piezas retocadas y de una colección de
industria ósea muy rica, en la que destaca un singular arpón y algunos
colgantes.
lne.es